Buscando a Dios.

Tengo que empezar recalcando mi empatía y respeto hacia las creencias, costumbres y formas de pensar de los demás, este texto es muy personal.

A muchos creyentes nos presentaron a Dios de una manera equívoca,nos enseñaron que lo encontramos en una iglesia enorme a la que asistimos los domingos con vestiditos de vuelos y mucho sueño reposando en las pestañas, ahora estoy convencida que nuestro vestuario en cero relevante para él, si prestamos un poco de atención podemos llegar a tener un encuentro con nuestro creador, lo siento en la sonrisa de mi mamá, en el sol reflejándose en mi ventana cada mañana, en mis canciones favoritas, en los domingos de películas, al ver los guayacanes florecer, en las cosechas que realiza mi padre  y en cada detalle que me rodea, no necesariamente en un culto dominical que dura 3 horas.

Desde siempre nos dejan claro que existe un cielo por el que compites, los mejores creyentes lo alcanzan y también nos establecen una lista de prohibiciones, conocemos las consecuencias de no regirse a dicha lista, vivimos con temor de ser condenamos a una pesadilla por nuestras acciones.

Entonces el seguir a Dios se convierte en NO puedes, NO puedes y NO puedes, cuando nos enfrentamos con el mundo real, o cuando yo me enfrenté con el mundo real, la burbuja en la que estaba envuelta desde niña desapareció y en cada paso que daba retumbaba en mi cabeza “ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, etc, heredarán el cielo”.

¿Cuál era la salida para un humano que por naturaleza se equivoca?

Alejarme, dejar de creer, tal vez fue la solución más sencilla. 

Pero es preferible aceptar que no resistes el peso de simular  ser el hijo perfecto de Dios, que no cumples con la biblia de pies a cabeza, que eres un pecador,  a convertirte en un hipócrita reprimido que anhela libertad y continúa fingiendo santidad.

Escribí este mensaje como una muestra de lo que he aprendido, de mi verdadera relación con Dios.

Tenemos que despojarnos de esa religiosidad impuesta, no hay pecados más grandes que otros, soy pecadora y el que esté excepto de pecado que me apedree. ¿han visto esos alumnos que reprueban y persisten?, no suelen ser sobresalientes, pero el maestro se llena de satisfacción al ver que con cada caída vuelve a levantarse, fallan innumerables veces y no dejan de ser alumnos, así es Dios con nosotros, no cumplimos con muchos de los puntos escritos en la lista de cosas que se nos prohiben y no dejamos de ser sus hijos.

Reconozco que alejarme no fue sabio, pero sé que él lo permitió para mostrarme el camino que debía seguir, el Dios que conozco ahora, NO es una serie de cosas restringidas, no es un monstruo que está esperando por ti para juzgarte, ahora somos amigos, recurro a él cuando nadie más puede escucharme, tenemos una relación de amor, cuando amas a alguien sueñas con demostrárselo, sin actos forzados ni sacrificios, le demuestro mi amor aceptando que yo lo necesito y él me sostiene.

No existe religión, ni cadenas, mucho menos temor.  No necesitamos ir a  cultos dominicales, ni conocer todos los versículos de la biblia, ni satanizar la diversión, tampoco realizar grandes ofrendas, ni entregar un diezmo para agradar a Dios, basta con reconocer nuestra condición delante de él, imperfectos que eligen cada día ser mejores humanos.