Hoy y siempre.

Desde pequeños nos enseñan a seguir un modelo de hermosura estereotipada, admiramos a modelos y reinas de 

belleza por su “perfección”, pero,
¿por qué tiene que decidir la sociedad que es bonito y que no?.

La inseguridad corporal es una realidad que no podemos ignorar, la falta de aceptación hacia nuestro propio cuerpo existe, todos alguna vez nos hemos sentido inconformes con nuestra apariencia y amerita una solución.
Las inseguridades están ligadas a los criterios, juicios y comentarios que recibimos, aunque parezcan inofensivos o los manifestemos con buena intención, opinar del cuerpo de otros no está bien.

Crecemos escuchando “estás muy delgada”, “tienes kilos de más”, “cubre lo flácido de tu piel”, “tus senos son muy pequeños”, “tus brazos son muy largos”, entre otros.
Los hombres también son colocados en una balanza de belleza, aunque las críticas hacia ellos sean interpretadas como bromas llegan a acomplejar, se ven ofendidos en frases como “busque una pareja que le arregle la raza”, “tienes una panza de camionero”, “sea gracioso para compensar lo feo”, “prefiero vestirlo que alimentarlo”, etc.

Desear cuidar nuestro cuerpo es necesario, pero no podemos vivir comparando nuestro cuerpo con el de los demás, vernos diferente a las mujeres u hombres de la televisión es natural, esa belleza está idealizada.
Los criterios de la sociedad tienen el poder para dañar nuestra autoestima, acomplejarnos y minimizarnos por nuestro peso, raza, marcas, tamaño, color de piel.
Es evidente que necesitamos un cambio urgente, fingir que los comentarios de los demás no lastiman es absurdo, no podemos derrumbar el ideal de belleza que la sociedad ha construido de la noche a la mañana, pero podemos empezar por derrumbar de nuestra mente las críticas y a hacer parte de nosotros las inseguridades que tenemos, nuestro cuerpo no necesita aprobación de nadie, tu apariencia no mide tu valor, ni tu importancia, ni el cariño que mereces.

También me siento insegura con partes de mi cuerpo pero creo en el poder de la palabra y los invito a no comparar, ni bromear con el cuerpo de otros, antes de emitir un juicio piensa,
¿quién soy yo para encasillar a los demás?,

He aprendido a apreciar la belleza en cada persona que me rodea y empezaré por decirme cada día mientras me vea en el espejo que mis estrías me hacen perfecta porque adornan mi piel, que avergonzarme de ellas quedó atrás porque esto es lo que soy, este es el cuerpo que en los cielos se dibujó específicamente para mí y eso me hace especial, no hay otra como yo, ni hay otro como tú.

Reuní a un grupo de personas preciosas que decidieron ser transparentes con ellas mismas y aprendieron a amarse como son:

Dedicado a todos los que nos regalan parte de su brillo,

Con amor: Antonia.